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Llegas cada dos o tres días,
como para presumir tu libertad.
(…)
Y dejas que tus pobres letras
acaricien mis sentidos
-como cortando lento-
-como hiriendo lento-
para averiguar cínicamente
si es que aún encuentras
entre mis torpes textos
un triste TE QUIERO.
***
Llegas cada dos o tres días,
como para presumir tu libertad.
¡Me cuestionas!
¡Me confundes!
Apenas y sonríes
y luego te vas…
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