.
.
.
Quiero humedecer tus sábanas blancas
con el sudor intenso de nuestros cuerpos.
Quiero poner tus manos acalambradas
de ganas sobre mi cara.
-Alimentarme de tu pecho,
frente al espejo-
Quiero destruir aquello que se ha permitido
y usar palabras obscenas, mientras dibujo
un corazón con mi lengua sobre tu ombligo.
Quiero que ellos nos odien.
Ser condenados…
Ser exiliados…
Ser aprehendidos…
Y que todo mundo nos juzgue,
por vivir aquello que nadie ha vivido.
Quiero, contigo quiero.
Todo…
Lo quiero…
.
.
.