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La ciudad parece detener sus luces.
Como en una fotografía, de vuelta al pasado,
ahora todo es distinto…
Vivo en un estado permanente de coma,
sentado al otro lado de la calle,
en un parque repleto de flores
que nadie visita.
La perspectiva desde aquí carece de luz y sonido.
Llorar no es suficiente -no existe calma-
y sonreír cuesta tanto
que a los pobres les han extirpado sus labios.
Mentir es ahora el único pan que sostiene al cuerpo.
Miro a mi izquierda y quienes todo lo prometieron
se fueron; creyendo que la necesidad
los hará resucitar, cuando los que poco tienen
se alimenten de sus hijos.
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